Reconocimiento al Dr. Mario Elffman

Ayer, 8 de abril, en la sede de la Asociación de Abogados y Abogadas Laboralistas, me fue entregado el certificado correspondiente a una dedicatoria del XIII Encuentro Internacional de Abogados Laboralistas y del Movimiento Sindical, realizada en La Habana, Cuba, el 19 de marzo pasado.

El texto del mensaje, que fue recibido en mi ausencia por mi amigo y presidente de la AAL Matías Cremonte, dice que ese reconocimiento es “por su profesionalidad y dedicación al Derecho del Trabajo y al Derecho de la Seguridad Social.”

La distinción fue otorgada por las organizaciones convocantes, la Unión Nacional de Juristas de Cuba, (UJC) la Asociación Latinoamericana de Jueces del Trabajo, (ALJT) la Asociación Latinoamericana de Abogados Laboralistas (ALAL), la Asociación Iberoamericana del Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, la Asociación Brasileña de Abogados laboralistas (ABRAT) y otras entidades auspiciantes.

El encargado de la entrega de anoche fue el Dr. Roberto Pompa, quien lo hizo con palabras que me conmovieron, como representante de la entidad promotora de la iniciativa, la ALJT.

En mi réplica a su discurso, y al agradecer el gesto de tantas y tantos amigues y colegas, dije lo que ahora transcribo:

MI DEDICACIÓN, O TRAYECTORIA
Trayectoria es el recorrido que sigue algo o alguien al desplazarse de un punto a otro.

Los que saben , (por ejemplo Carlos Szluski, 1996, “la red social: frontera de la práctica sistémica”,) dicen que la trayectoria de una persona es la combinación de Secuencia de eventos, Redes personales Y contextos sociales estructurales (y estructurantes).

La secuencia de eventos es lo más simple, pues no otra cosa es la vida. Los contextos sociales estructurantes, precisamente por ser estructurales, nos abarcan a todos, por lo que no representan un desplazamiento singular sino plural.

Lo singular es el conjunto de las redes personales, las que articulan a la persona con su entorno humano: las que lo definen como diferenciadas de una masa anónima o semianónima.

Las personas que son significativas para nosotros son algo más que una circunstancia de nuestra vida, pues se configuran como nuestra identidad en la sociedad. En palabras de Carlos Marx, “estamos constituidos por nuestras relaciones”.

Eso lo dijo mucho antes de que se instalaran las ‘redes sociales’ como un conjunto de contactos, seguidores o visitantes virtuales. Por eso no me detendré en esa clase de conjuntos, porque no configuran la red que me envuelve, por más que siga teniendo amigues en Facebook.

Hablo de quienes se nos integran como funciones sociales de compañía, apoyo, afecto, consejo o guía, control social, ayudas diversas, en una combinación elástica de extensión y densidad. Donde la densidad concierne a la conexión de los miembros de la red, a un nivel de arropamiento social que no debe confundirse con lo puramente endogrupal.

La gente que me ha rodeado y me rodea, familia, amigues, compañeres, gentes afines y próximas en diversos planos, configura el espacio en el que me he movido. Y si ese movimiento es dedicación o trayectoria, me declaro deudor de reconocimientos y no acreedor de ellos.

En el fondo, y en una especie de razonamiento ‘ex post’, es el motivo central de mi reticencia o resistencia a ser reconocido u homenajeado: lo que no obsta ni se contradice con mi gratitud a quienes decidieron expresarlo como hoy lo hacen. No es lo que dije en el mensaje de agradecimiento que envié a la organización del encuentro, sino lo que siento a mayor profundidad y que solo puedo transmitir a mi red personal.

Gracias a quienes participaron en la decisión original, y a quienes nos acompañaron anoche en la AAL y en una cena posterior.

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Mario Elffman