MOISES MEIK IN MEMORIAN

Hasta la victoria siempre, maestro.

Matias Cremonte, ex presidente de AAL, despide al maestro Moisés Meik.

Por Matías Cremonte

Se nos fue un grande, el querido Moisés, maestro de varias generaciones de laboralistas.

No alcanzan estas líneas, no existen suficientes, para completar lo que significó para el mundo laboralista. Fue militante estudiantil y político, abogado de trabajadores y sindicatos, juez, profesor… y sobre todo, un tipo generoso.

Cómo no recordarlo entrando a cualquier foro con su sonrisa pícara y su mirada cómplice, su boina y su maletín, para escuchar a cada joven que le tocara exponer en un panel.

Con un objetivo claro, transformar la realidad de una sociedad injusta, se preocupaba por lo que llamaba “el derecho del mientras tanto”, y para eso no escatimaba esfuerzos. Siempre curioso, estudiaba cada nuevo artículo, ensayo, nota periodística. No había libro o fotocopia que no estuviera totalmente subrayado y anotado con su letra apasionada.

Tenía sus maestros a los que siempre referenciaba, algunos ya fallecidos, pero no le incomodaba mencionar a los presentes, incluso algunos menores que él. Su humildad era fuera de serie. Su obsesión eran los abogados y abogadas jóvenes, el futuro, a los que dedicaba su mayor esfuerzo. Se prodigaba recomendando lecturas, escuchando, nutriéndose de la candidez, pero debatiendo con firmeza. Logró que cada quien se sintiera especial.

Sutilmente condicionaba su participación en un evento a que se invite a dos o tres jóvenes que él mismo proponía. Era un director técnico de inferiores, de semillero, y a todos los hacía debutar rápido, nunca era antes de tiempo para él, había que salir a la cancha, formar un gran equipo en el que nadie sobraba.

Fue su última satisfacción. Advertir que el laboralismo tenía ya una camada parada en sus plantas para confrontar con “la derecha”, con los “liberales”.

Dejó deudos por todo el mundo. De su siempre presente Villa María natal -incluso en esa tonada que nunca perdería- hasta Madrid, con paradas en todos los pueblos intermedios, el día de la triste noticia de su partida no tardaron en surgir recuerdos, saludos, semblanzas.

En todos los casos resaltando su pasión por el derecho del trabajo, su generosidad y su alegría de vivir. Porque no completaríamos su memoria si no recordáramos al viejo divertido que nos acompañaba a beber la anteúltima después de un congreso,  riéndose como uno más o disfrutando de miles de asados y con sus tantas sobremesas.

Tuve la suerte de compartir muchas cosas con Moisés, largos viajes en auto a congresos de abogados o de trabajadores. Todo lo disfrutaba. Y para cada intervención pedía consejo antes y opinión después, invirtiendo humildemente los roles.

Me quedo con dos imágenes: erguido señalando con el índice a los jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación dando su alegato firme contra la violencia del despido; y mirando la cámara de su teléfono con una lupa el último 7 de julio -Día del Abogado y la Abogada Laboralista- en el evento virtual que organizamos desde la (su) Asociación de Abogados y Abogadas Laboralistas, regalándonos un emotivo discurso que, aún no lo sabíamos, era su despedida. Se titulaba Y la nave va…

¡Buen viaje y hasta siempre, maestro!

*Matías Cremonte, ex presidente de la Asociación de Abogados y Abogadas Laboralistas de Argentina, vicepresidente de la Asociación Latinoamericana de Abogados Laboralistas (ALAL).

El texto original fue publicado el 22/11/2020 en https://www.eldiariocba.com.ar/cultura/2020/11/22/moises-meik-hasta-siempre-32818.html