A diez años del asesinato de Mariano Ferreyra: la tercerización también mata

El 20 de octubre de 2010, Mariano Ferreyra, militante del Partido Obrero y de la Federación Universitaria de Buenos Aires, era asesinado mientras se desarrollaba una protesta contra la tercerización de los ferrocarriles. Los autores materiales e incluso algunos de los intelectuales, como el entonces Secretario General de la Unión Ferroviaria, fueron condenados a prisión, en lo que constituyó un hito para la justicia penal. Sin embargo, los motivos de aquella protesta siguen más vigentes que nunca.

La subcontratación y la tercerización explican gran parte de los “accidentes” de trabajo, de la desprotección frente al despido arbitrario, de la desigualdad en las escalas salariales y de la atomización de los colectivos de trabajadores. Justamente esos fueron los motivos que llevaron a la dictadura cívico-militar a pocos días de tomar por asalto el Estado, a mutilar la Ley de Contrato de Trabajo de 1974. Entre los artículos eliminados, se encontraba el que limitaba la tercerización y mitigaba sus efectos, de modo de convertirla prácticamente en inocua.

No por casualidad, el proyecto de reforma laboral regresivo impulsado por el expresidente Macri en 2017 contenía una nueva reforma de ese instituto, en un intento por habilitarlo sin restricciones ni consecuencias para el empleador principal.

Han pasado 10 años de ese asesinato, y casi 36 desde la recuperación del Estado de Derecho. Sin embargo, la democracia aún le adeuda a la clase trabajadora argentina gran parte de la Ley de Contrato de Trabajo original, particularmente la limitación de la tercerización y de sus efectos.